¡Hola a todos! 🙂
Esta semana me gustaría no ser tan teórico y hablar un poquito de uno de los libros que han marcado mi juventud y que me hizo darme cuenta de muchas cosas de la ciudad donde vivo: Barcelona.
Como se piensa en muchas ocasiones, cuando pensamos en la literatura, se piensa en que los libros antiguos son mejores (Quevedo, Cervantes …). Por ese motivo, y como reto personal, me atrevo a decir que la época más contemporánea tiene unos valores diferentes en los que nos podemos ver más reflejados, debido sobre todo a la actualidad tanto de los sucesos como de la rutina que puede tener una persona. Estas acciones nos hace identificarnos culturalmente con el protagonista, la sociedad o incluso con la atmósfera. Esto es lo que me pasó cuando leí por primera vez Últimas tardes con Teresa de Juan Marsé.
En este libro, tanto el autor como el lector se trasladan a una España de la Postguerra en la que muchos españoles emigraban a las ciudades más industriales (en este caso Barcelona) y la convivencia entre la burguesía y los inmigrantes o también llamados charnegos era un poco difícil.
Una cosa a mi favor es que yo vivo donde se sitúa el libro (el barrio del Carmelo) donde había un gran índice de andaluces con sus debidas barracas y como la droga y los robos eran normales debido a la falta de buenas condiciones tanto sociales como laborales. Por ese motivo, me pongo en la piel del autor como si fuera mi abuelo o mi abuela, porque sí … mis abuelos vivieron en las barracas y me puedo dar cuenta de cómo ha evolucionado tanto el barrio, como la sociedad en cuanto a la fama de uno de los barrios con mejores vistas de Barcelona.
El libro refleja a la perfección la sociedad catalano-andaluza donde Juan Marsé no tiene pudor al escribir los problemas sociales y económicos, con un estilo muy descriptivo que incluso a veces se puede hacer pesado, pero que todas las palabras adquieren un sentido para todas las persona que viven o han vivido en una situación como el protagonista. No haré spoilers, ¡tranquilos! :p pero debo decir que el final es muy impactante y que te hace pensar en la ética y en la humanidad.
Como he dicho anteriormente, al vivir en el mismo barrio, lo que intentaría transmitir a mis estudiantes en primer lugar es el mundo de las barracas. Al ser un tema un poco difícil, esta unidad didáctica la propondría para un nivel B2 ya que pueden hablar perfectamente de pasados y pueden también expresar sus opiniones. Serían 3 clases de hora y media cada una y se pretende que todo sea con el enfoque comunicativo.
Por todos estos motivo, primero les pondría algunas fotografías sobre los diferentes barrios con barracas que han habido en España o incluso en Brasil como las favelas. Después, ellos deberían hablar sobre qué cosas ven, si son normales en sus países y sobre las causas que han podido llevar a su construcción.
Más tarde, a partir de una de las fotos mostradas (las barracas del Carmelo) les mostraría que es un barrio de Barcelona (con un mapa, si es posible). En ese momento les enseñaría algunos fragmentos del libro en el que se viera como era la sociedad y la cultura en esos momentos para que lo comenten en pareja y si en sus países también se han dado estas circunstancias (se puede hablar de la inmigración, de barrios marginales, delincuencia …).
«Él no ignoraba que su físico delataba su origen andaluz-un xarnego, un murciano (murciano como denominación gremial, no geográfica: otra rareza de los catalanes), un hijo de la remota y misteriosa Murcia…«
«Para la señora Serrat, el Monte Carmelo era algo así como el Congo, un país remoto e infrahumano, con sus leyes propias, distintas. Otro mundo”
“Pasaron junto a la explanada donde la maltrecha banda seguía tocando bajo el sol.
-Mira, qué maravilla –exclamó Teresa- . Me encanta tu barrio. ¿Por qué tocan? ¿Quiénes son?
El Pijoaparte la miró con el rabillo del ojo.
-Meningíticos. Hijos de la sífilis, del hambre y todo eso. De ahí, del Cottolengo.”
“…era un acento que a ratos podía pasar por sudamericano, pero que, bien mirado, no consistía más que en una simple deformación del andaluz pasado por el tamiz de un catalán de suburbio –con una dulce caída de las vocales, una abundancia de eses y una ternura en los giros muy especial-, deformación puesta al servicio de un léxico con pretensiones frívolas a la moda, un abuso de adverbios que a él le sonaban bien aunque no supiera exactamente dónde colocar, y que confundía y utilizaba de manera imprevista y caprichosa pero siempre con respeto, con verdadera vocación dialogal, con esa fe inquebrantable y conmovedora que algunos analfabetos ponen en las virtudes redentoras de la cultura”
“…la virginidad de Teresa había sido para él, hasta ahora, la mayor garantía de poder realizar la anhelada inserción en las castas doradas y en las altas categorías de la dignidad y del trabajo”
Al día siguiente les pondría la película con el nombre homónimo de la novela, dirigida por Gonzalo Herralde en 1984 para que vieran si los fragmentos que han leído concuerdan con la visión que hace la película.
Y finalmente, al día siguiente, si es posible (suponiendo que estamos en Barcelona) nos iríamos de excursión para que vieran donde se produjo la historia y cómo ha cambiado el barrio en el que el Pijoaparte hizo sus travesuras.
Gracias por leerme y espero que os haya gustado